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¿Así que Ud. dejó la iglesia?

 

¿Así que Ud. dejó la iglesia?

por R. L. Morrison

En muchas comunidades donde existen iglesias del nuevo testamento, hay mucha gente que era fiel pero ahora nunca asiste al culto. En algunos lugares, parece que hay más de ellos que hay de los fieles. Generalmente, es algo difícil comenzar una plática con ellos sobre la iglesia y su relación con ella. Algunos parecen pensar que, habiendo sido bautizados, nada más les falta para hacer. Otros se ofenden por la idea que su modo de vivir sea ofensivo a Dios. Muchos no quieren ser recordados de que necesitan cambiar si esperan alcanzar la salvación eterna. Consideremos algunas cosas que el nuevo testamento enseña sobre la fidelidad.

"Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano" (1 Cor 15:58). "No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él" (1 Juan 2:15). "Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra" (Col 3:2). "Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios" (Luc 9:62). "No dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca. Porque si pecáremos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados, sino una horrenda expectación de juicio, y de hervor de fuego que ha de devorar a los adversarios" (Heb 10:25-27).

¡Seguramente un estudio honesto de estas escrituras le convencerá a uno de la necesidad de vivir una vida de fidelidad perpetua y de adoración a Dios! Léalas otra vez. ¡Piense en lo que dicen! Considere, entonces, las disculpas que algunos ofrecen por no obedecer y adorar a Dios. Si Ud. ha dado excusas semejantes, quizás verá la tontería y la necedad de ellas, y se arrepentirá.

Algunos dicen, "Dejé de asistir por que algunos miembros son hipócritas--fingen ser sinceros, pero no lo son. No viven como cristianos deben de vivir." Ahora considere esto: ¿hay manera alguna en que esa excusa lo justificará? ¿Se convirtió Ud. a los hombres o a Jesucristo? ¿Por qué procura justificarse por condenar a otros? ¿Y quién le designó como juez? ¿Quiere ser juzgado por el mismo criterio? Puede ser que hay hipócritas en la iglesia. Y si es así, ellos hacen mal. Ud. sabe que el Señor no acepta la hipocresía. Ud. sabe que la iglesia no consiente en ella. Sin embargo, Ud. está permitiendo que su alma se pierda por las flaquezas de otros.

Además, Ud. sabe que la iglesia no tiene el poder de controlar a la gente. Esto es evidente, porque no tiene el poder de obligarle a congregarse a Ud. ¿Aparecerá Ud. ante el tribunal y le dirá a Jesucristo, "algunos de su pueblo eran hipócritas, pues no pude adorar y servirle"? Esta disculpa no vale aquí, ni tampoco valdrá en el juicio final. Lo que Ud. necesita hacer es arrepentirse, orar para perdón, y servir fiel a Dios. ¿Por qué no lo hace?

Quizás otro diga, "Salí porque no recibía nada del culto. Es pesado, falto de interés, y difícil de entender. ¿Para qué ir?" Quizás la razón por la cual Ud. no recibe nada del culto es que no le da nada a ello. Antes de poder retirar dinero de una cuenta de ahorros, hay que depositar algo primero. Esto se aplica también en cuanto al culto. Si Ud. va y se sienta con los brazos cruzados, y no canta, no ora, come de la Cena del Señor pensando en otras cosas, ofrenda como un peso, y duerme durante el sermón, ¿qué clase de interés espera recibir? ¿Cree que alguien más puede adorar a Dios en su lugar? Piense en su propio deber y en su propia responsabilidad. Si Ud. se dedica más, ¡sin duda va a sacar más del culto!

"Sí, pero las bancas son incómodas, las predicaciones larguísimas, y se me dificulta quedarme así y hacer caso por una hora entera." ¿Razona así con otras actividades de la vida? ¿Se le dificulta sentarse por horas mirando deportes? ¿Es demasiado sentarse dos horas en el cine, o en otra función cualquiera? ¿Puede sentarse en un barco por más de media hora esperando pescar un pez, o en un campo cazando venados? ¿Es diferente? Si Ud. dice que sí, ¡estamos de acuerdo! Demuestra en qué cosas Ud. ha puesto la mira, ¡y no son las de arriba! ¿Son esas cosas malas? ¡Solamente si vienen antes de su deber y servicio a Dios! ¡Ud. puede aprender a apreciar la adoración tanto como aprecia mirar los deportes, pescar, o cazar! Pero primero, ¡Ud. tiene que determinar qué le vale más! Pero considere que estas cosas pertenecen al tiempo finito. Su adoración y servicio pertenecen a la eternidad. Dentro de poco, Ud. estará en la eternidad donde el tiempo ya no existirá. Y cuando termine, ¡se acabará también su oportunidad para obtener la salvación eterna!

Pero dice otro, "Trabajo muchísimo los otros días y necesito de un día de descanso para relajarme. El domingo es el único día en que puedo hacerlo." O sea: "los domingos tengo que cortar el césped, lavar el carro, o visitar a familiares que veo rara vez. Yo necesito el domingo para mí mismo." Otra vez viene siendo una cuestión de prioridades. ¿Cuál le vale mas: un carro limpio o una alma limpia? ¿Una buena relación para con sus familiares o una buena relación para con Dios? Jesús enseñó que hay que negarse para ser un seguidor fiel (Mat 16:24). También dijo en ese mismo contexto que "todo el que quiera salvar su vida, la perderá". Luego, hizo la pregunta: "¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?"

Nadie niega la necesidad de trabajar para ganarse la vida. La Biblia tampoco lo niega. Pero, ¡parece que no reconocemos que hay una gran diferencia entre el trabajar para vivir y el vivir para trabajar! Para vivir eternamente, hay que hacer preparación en esta vida, aquí y ahora. El dejar a la iglesia del Señor y su servicio NO le prepara para una eternidad en su presencia. El que crea que será salvo haciendo su propia voluntad se engaña.

Lo más fácil es resignarse. Cualquiera puede hacerlo. Muchos hay que se dan por vencidos fácilmente. Muchos de ellos tienen su nombre escrito en el directorio de una iglesia local. Pero ninguno de ellos tiene su nombre escrito en el libro de Dios, el cual será abierto en el día de juicio (Heb 12:23). Si en aquel día su nombre se encuentra en el libro de Dios, ¡será porque Ud. se arrepintió de su pecado de negligencia y procuró el perdón de Dios! Luego, ¡Ud. tendrá que ser fiel hasta la muerte para recibir la corona de vida!

Muchos dicen, "No necesito de nadie para decirme qué hacer. Lo sé muy bien. Voy a hacer un esfuerzo mejor." ¡Qué bueno! Si Ud. sabe lo que debe hacer, ¿por qué no lo hace ahora mismo? ¿Cuándo planea empezar a vivir la vida que le ha prometido a Dios? ¿Va a esperar hasta que sea demasiado tarde? Las escrituras enseñan: "Si oyereis hoy su voz, No endurezcáis vuestros corazones" (Heb 3:7-8). No espere volver a Dios el día antes de su muerte. Ud. no sabe la hora de su partida de esta vida. Pero sí sabe que es cierta la muerte. Todo lo que vive es sujeto a la muerte. Y dicen las escrituras: "está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio" (Heb 9:27).

Los problemas y las pruebas que se le presentan no se resuelven por abandonar a Dios y por dejar de congregarse. De hecho, el hacer eso solamente aumenta esas dificultades. Pueden ser vencidas con la ayuda de Dios, si Ud. lo reconoce y se ocupa de ello. Jesucristo el hombre fue enfrentado por toda tentación que Satanás nos presenta hoy en día. Él logró resistir y asimismo puede uno actualmente, si está dispuesto a hacer el esfuerzo. Y si pecamos, tenemos la garantía de que hay perdón si es lo que queremos.

¿Por qué no se determina abandonar todas las excusas que ofrece a sí mismo y a otros por su infidelidad? ¿Por qué no vuelve al servicio fiel en la iglesia? ¿Por qué no estima valiosa su relación con Dios, más valiosa que todo lo material que se puede amontonar en la vida? ¿Por qué no se determina volver AHORA MISMO a su Padre Celestial? ¿Por qué no decide hacerlo AHORA MISMO?